miércoles, 8 de octubre de 2008

Para Lola Casamayor

Voy a sonar de lo más repetitiva pero es que no puedo decir otra cosa, ya que es
"especial".

Bueno, el otro día cuando Lola me escribió el correo para contarme lo de la película, los nervios se apoderaron de mí. Y es que por la cabeza se me había pasado en más de una ocasión que Lola no volvería a escribirme. Afortunadamente, me equivoqué.

Cuando pienso en Lola, se me vienen a la mente muchos momentos, innumerables... pero algunos son más emotivos que otros. Como por ejemplo, la noche del 25/12/07 (navidad). Una fecha para mí de todo menos buena por infinidad de razones que no vienen al caso contarlas en el blog sobre Lola. Ese día, tras una noche en el que las lágrimas se habían apoderado de mi almohada, desperté con el típico sonido que hace el ordenador cuando te llega un correo electrónico.

Abrí el correo con los ojos medio pegados aún y en el asunto venía escrito el nombre de la actriz. Primero pensé: "alguno de mis amigos que sabe que me gusta esta actriz me habrá enviado alguna foto de ella que haya encontrado" y conforme abrí el mensaje y lo leí, pensé: "estoy durmiendo todavía y estoy soñando. Es Lola quien escribe el mensaje y me pide que me espere a la salida del teatro el día que vaya a verla"

Sinceramente no me lo creía.

Como un niño en la noche de reyes, me pasé toda la noche sin dormir, ya que al día siguiente tenía todo previsto para ir a Madrid. Iba a ver a Lola en el teatro y con suerte la iba a poder saludar. Me quedé dormida media hora antes de que mi despertador sonase. Estaba cansadísima.

Cogí el ave y para expulsar tensiones, me tomé una pastilla que te ayuda a relajar los músculos. Tan cansada estaba, que vocalizar al hablar por teléfono me costaba trabajo. Llegué a Madrid y sin comer ni nada, me tiré en la cama con la ropa puesta y los zapatos sin quitar y por fin, conseguí quedarme dormida.
Desperté sin saber que hora era y me fui al teatro. Se me ocurrió mirar la hora cuando ya estaba allí. Había llegado 2 horas antes. :O

Al salir de taquillas para sacar mi entrada de la obra, me choqué con Lola. No hace falta deciros que me quedé sin palabras y lo único que conseguía articular fue: ¡¡¡Hola!!!

Lola me pareció una mujer cercana y amable en esos momentos y a día de hoy, lo sigo diciendo. Durante la obra, disfruté como una enana.
Y a la salida, como Lola me había pedido, la esperé. Lola me regaló el libro de la obra, lo cual fue una sorpresa increíble que no me esperaba. Aún lo tengo guardado. En fin, que puedo deciros de ese día...

El resto de momentos que se me vienen a la cabeza. Otro día. Y Lola, como ya te dije, no me des las gracias por las cosas que dije y/o escribo de ti, las cosas que escribo, son las cosas que siento...

Por ti, Lola!!